martes, 18 de enero de 2011

Parábolas y catástrofes

No es posible encontrar una noción mas estética que la reciente
Teoría de las Catástrofes de René Thom, que se aplica tanto a la
geometría del ombligo parabólico como a la deriva de los continentes.
La Teoría de René Thom ha encantado todos mis átomos desde que la
conocí ....
Dalí, 1985.


La teoría topológica de las singularidades y bifurcaciones, conocida como Teoría de Catástrofes (TC), fue introducida por el matemático y filósofo francés René Thom para estudiar los saltos o cambios que se producen en los sistemas dinámicos. Estudia desde el punto de vista matemático lo que vulgarmente se conoce como la "gota que colma el vaso", esa mínima gota que provoca que el agua se derrame y se pase de un estado inestable a otro estable.


Intuitivamente, y de forma simplificada (topología “superelemental”), los puntos interiores de un conjunto continuo serían puntos regulares y los puntos que forman su frontera serían puntos catastróficos. Los puntos regulares están rodeados de puntos que tienen la misma apariencia cualitativa en los que no "ocurre nada", todo sigue igual (continuidad). En lospuntos de la frontera o catastróficos siempre"ocurre algo", pasa de haber una continuidad del sistema a encontrarnos con un cambio radical.__Esta distinción entre puntos regulares y catastróficos es preliminar no sólo para la teoría de las catástrofes, sino para cualquier disciplina que establezca descripciones sobre cualquier forma teórica__. René Thom demostró que para los sistemas en los que interviene una o dos variables y en los que influyen hasta cuatro parámetros (tiempo, temperatura, gradientes...), hay siete rupturas o catástrofes elementales (morfologías o formas), a las que se han dado nombres muy plásticos e intuitivos: pliegues, cúspides, colas de milano, mariposas y ombligos elíptico, hiperbólico y parabólico.


En palabras suyas:" La TC se esfuerza por describir las discontinuidades que pudieran presentarse en la evolución del sistema.. Intuitivamente, se admite que la evolución global de un sistema se presenta como una sucesión de evoluciones continuas, separadas por saltos bruscos de naturaleza cualitativamente diferente. Para cualquier tipo de evolución continua subsiste el marco del tipo diferencial clásico, pero los saltos hacen que se pase de un sistema diferencial a otro. Se salta de una evolución continua descrita por un sistema de ecuaciones diferenciales a otra evolución continua descrita por otro sistema y no se puede excluir que un número finito de sistemas no sea suficiente para describir la situación por completo." Realmente, aclara que más que una teoría, es una metodología, o acaso una especie de lenguaje, que permite organizar los datos de la experiencia en las condiciones más diversas.


René Thom ha sabido acercar las Matemáticas a las «morfologías», y ha estudiado con herramientas topológicas la aparición, la estabilidad y la desaparición de formas; ha encontrado el sentido de las cosas, en tanto en cuanto son formas o morfologías, a partir de ciertos invariantes que son las rupturas o singularidades. Así ha podido clasificar las maneras de proceder ante esas rupturas –las famosas «catástrofes» elementales– en sistemas dinámicos, tan variados que pueden ser físicos, linguísticos, biológicos o sociales.



A pesar del fracaso –según los cánones del positivismo– de la TC como teoría científica aplicada, Thom ha abierto las matemáticas a las formas o morfologías del mundo, con el fin de comprenderlo, de encontrar su sentido, y no sólo movidas por el interés de predecir sucesos, clásico ejercicio decimonónico de la ciencia. Y ha empezado a mostrar su poder para hacerlo al permitir acercarse a través de muchos de su conceptos fundamentales –estabilidad estructural, bifurcaciones, atractores...– a la comprensión de fenómenos naturales tan complejos y tan corrientes como «la forma de una nube, la caída de una hoja, la espuma de un vaso de cerveza».



-->Libro : "Parábolas y catástrofes", de René Thom. Una larga entrevista en la que consigue aclarar el sentido profundo de las analogías ("parábolas") que explican algunos de los más enigmáticos y fascinantes fenómenos discontínuos (o "catástrofes"). René Thom, en los años setenta, desafió en su propio terreno a físicos y biólogos, a economistas y lingüistas, proponiendo, con su teoría de catástrofes, una nueva manera de considerar todas las transformaciones que se producen de modo brusco, imprevisto, dramático.


-->Web : Matemáticas y ciencias morfológicas. Homenaje a René Thom.

La estupidez y la teoría de catástrofes

Normalmente, lo que vivimos en un determinado momento es capaz de ser predicho con un margen razonable , lo que origina una cierta conciencia de continuidad (normalidad) . Esta continuidad suele ser rota por acontecimientos inesperados que, en muchas ocasiones por nuestra propia ignorancia, solemos meter en una especie de saco llamado azar. Un porcentaje de estos suele tener el origen en la estupidez humana.

La vida se compone de una parte racional, continua y ,por tanto, esperada y de otra parte discontinua que, en muchos casos, la enriquece. La estupidez puede ser muy destructiva (a priori casi siempre lo es) , pero la ruptura que introduce puede tener efectos enriquecedores y muy positivos. En este sentido puede entenderse su contribución no como “motor” sino como moduladora de los acontecimientos. El motor creo que siempre es la voluntad.

La rotura de la continuidad es estudiada por la llamada teoría de las catástrofes (entendiendo por catástrofe la simple ruptura de esa continuidad). En ese sentido la estupidez como la capacidad opuesta a la razón , y a la continuidad que ella representa, podría entenderse como catastrófica.

Catástrofes aparte, el mejor libro escrito nunca sobre la estupidez humana es, sin duda, el libro del profesor italiano Carlo M. cipolla:"Allegro ma non troppo". Incluye dos ensayos, "El papel de la pimienta en el desarrollo económico de la Edad Media" y "Las leyes fundamentales de la estupidez humana", cuya Primera ley Fundamental dice así: "Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de indivíduos estúpidos que circulan por el mundo". Es un librito de 85 páginas editado por Mondadori (1999), ISBN:8439703058.

martes, 4 de enero de 2011

Condimentando y curando con química


Como en una historia digna del genio de Edgar Allan Poe, aquella tarde solitaria y fría en una desconocida casa, el brebaje comentó a burbujear y un penetrante y desagradable aroma invadió toda la habitación: un extraño ambiente invadía todo cuando aquel infeliz mortal procedió a verter parte de eesa hirviente poción en una taza. Había llegado el momento y sabía que no podía dar marcha atrás. Su enemigo le había hecho ya mucho daño. Mientras tenía esto en mente, lo mismo que los consejos y recomendaciones de amigos y familiares, ingirió lentamente aquel líquido humenta y nauseabundo. Sus vapores llenaron el ambiente...él aun dudaba si había hecho lo correcto.


No se trata de un célebre caso de envenenamiento o un suicidio desesperado. Es una simple recursión a la tradición y costumbres de tomar té o infusiones de hierbas, a las cuáles se les han atribuido propiedades curativas desde hace siglos. Plantas como la manzanilla, la ruda, la bugambilia son conocidas por sus propiedades curativas, aunque otras las empleamos comunmente para condimentar y preparar alimentos. Muchas de sus propiedades se redescubren en la búsqueda de nuevos principios activos de la medicina herbolaria.


Puesto que se podrían escribir (y se han escrito) cientos de libros explicando las propiedades medicinales y principios activos de cada planta, hagamos de especial interés una que nos será favorable para esta temporada de vientos y temperaturas bajas: el ajo.


H2C=CH-CH2-S-SO-CH2-CH=CH2 (allicina)


H2C=CHCH2SOCH2CH=CHSSCH2CH=CH2 (ajoena)


El ajo (Allium sativum) es un bulbo que se caracteriza por un olor y sabor peculiares, mismos que nos han hecho comprender y hasta sentir un poco de lástima por los vampiros. El ajo se emplea desde hace siglos como un antibiótico de uso extenso (Staphylococcus, Streptococcus, Vibrio y Bacillum) así como un fungicida. Su uso es recomendable en el tratamiento de la gangrena y la disentería, y la gente lo toma para matnener en buen estado su salud cardiaca y circulación sanguínea.

Investigaciones han elucidado la forma en que los agentes activos del ajo (allicina y ajoena) actúan sobre los patógenos. Dichos agentes químicos han sido aislados e incluso se han elaborado medicamentos basados en éstos.


¿Cómo se recomienda tradicionalmente emplearlo y para qué fin? Hierva 1 o 2 dientes de ajo en agua con un poco de canela y eso es todo. Su empleo se recomienda desde infecciones de la garganta hasta como agente antiarterioesclerótico. El resultado: alivio pronto y efectivo.


Pero no crean las historias que se dicen sobre su sabor. En realidad, y creanme que tengo experiencia, su sabor es repulsivo, pero vale la pena. Así que para esta época de fríos y resfriados, si ya no pueden más, les recomiendo un calientito aunque no sabroso, te de ajo.

Buen provecho.