martes, 20 de marzo de 2007

El interés por la ciencia: descorazonamientos y obsesiones

"[Cada copo de nieve es diferente.] Es curioso: tampoco hay dos granos de arena iguales, pero a nadie le importa esto."
--Kenneth Libbrecht APS News 16, 2 (2007)

Es un cliché lamentar que la mayoría de las personas no se interesen por la ciencia. ¿Es esto una tragedia? Probablemente no: la mayor parte de la humanidad ha ignorado todo sobre la física, la evolucion y la sociología y no por esto el mundo se encuentra al borde del desastre (mmm).

Tal vez lo más sensato es buscar que suficientes personas se interesen en la ciencia y la investigación. Para lograrlo, lo primero que debemos hacer es evitar que pierdan su interés aquellas personas que se podrían convertir en la nueva generación de investigadores y científicos, evitar que se descorazonen al poco tiempo de haber iniciado sus estudios (de bachillerato, licenciatura o posgrado). Cuando los obligamos a concentrarse exclusivamente en cómo calcular, sin mostrar por qué queremos obtener los resultados, estamos garantizando su desinterés y abandono.

En la práctica, los científicos e ingenieros tienen intereses muy poderosos para realizar sus tareas. Para algunos, su motivación es una curiosidad u obsesión, para otros es la necesidad de cubrir una necesidad práctica. Por ejemplo, el físico J.D. van der Waals estaba obsesionado con las fuerzas intermoleculares y su efecto sobre las propiedades macroscópicas de los fluidos. Al aceptar el premio Nobel en 1913, declaró que esta preocupación nunca lo dejaba tranquilo: "siempre está conmigo, incluso en mis sueños". Por otra parte, cuando Jonas Salk desarrolló la vacuna contra la poliomielitis, dedicó 8 años de trabajo a esta tarea. Que su interés no era económico queda patente por el hecho de que se negó a patentar su trabajo.

Si tuviera que elegir entre (a) motivar a la mayoría de las personas a interesarse por la ciencia y (b) el ayudar a que los (pocos o muchos) jóvenes mantengan su gran curiosidad por algún aspecto de la sociedad, la biología o la naturaleza, no me queda duda: me inclinaría por la segunda y buscaría que esos jóvenes cultivaran su curiosidad acercándose a la ciencia.

Y doy gracias a mis maestros (pocos o muchos) que me enseñaron con el ejemplo a perseguir mis intereses en la ciencia. ¡Ojalá que tu curiosidad siempre esté contigo, incluso en tus sueños!

1 comentario:

AlephZero - Revista de Divulgación dijo...

Bienvenido Orlando, siempre es tu casa ALEPH ZERO.
Un abrazo.
Miguel