(tomado de Milenio Diario, del Vie, 26/12/2008 - 12:46)
La famosa computadora Apple fue inventada en un garaje, lo mismo que la máquina de búsqueda Google.
Ahora, hay aficionados que trabajan en casa con los elementos básicos de la vida misma.
Con equipos de laboratorio caseros y el enorme cúmulo de conocimientos científicos disponible en internet, estos aficionados intentan crear nuevas formas de vida mediante la ingeniería genética, un campo dominado hasta ahora por sesudos doctores que trabajan en laboratorios universitarios y de empresas privadas.
Por ejemplo, en su laboratorio casero en San Francisco, la programadora de computación Meredith L. Patterson, de 31 años, trata de crear bacterias de yogur alteradas que emitan un resplandor verde ante la presencia de melamina, la sustancia que convirtió la leche infantil china en un veneno mortal.
“Uno puede trabajar en infinidad de proyectos que beneficien a la humanidad mientras aprende algo que quiere aprender”, dijo.
Hasta ahora no han salido grandes descubrimientos genéticos de una cocina o garaje.
Sin embargo, muchos detractores de este sistema casero se han mostrado preocupados ya que, según ellos, muchos jóvenes inexpertos y sin estudios especializados en la materia, podrían desencadenar una catástrofe médica o ambiental.
A estas especulaciones se contraponen los llamados defensores de la biotecnología casera, quienes aseguran que el futuro Bill Gates podría desarrollar dentro de un garaje la cura definitiva para enfermedades morales como el cáncer.
Muchos de estos aficionados tal vez estudiaron biología elemental en la universidad, pero no tienen posgrado ni trabajan profesionalmente en biotecnología.
Algunos se titulan orgullosamente biohackers, innovadores que superan los límites tecnológicos y dan mayor importancia a la difusión del conocimiento que al lucro.
En Cambridge, Massachusetts, un grupo llamado DIYbio está creando un laboratorio comunitario donde todas las personas interesadas en desarrollar experimentos genéticos pueden acceder a los productos químicos y equipo de laboratorio, que incluye incluye un refrigerador que genera temperaturas de hasta 62 grados bajo cero Celsius (80 bajo cero Fahrenheit) necesarias para mantener con vida diversos tipos de bacterias.
Su cofundador, Mackenzie Cowell, de 24 años, que estudió biología, dijo que muchos aficionados se abocan a proyectos serios como el desarrollo de vacunas o biocombustibles súper eficientes, mientras otras personas se inclinan por inventar tintas especiales para crear tatuajes que brillen o resalten en la oscuridad.
Cowell expresó que para él es importante que todos los interesados desarrollen, sin restricciones, su potencial intelectual y creativo ya que se pueden generar inventos importantes.
“Debemos tratar de hacer a la ciencia más sexy y más divertida, que sea vista como un juego”, comentó.
Por su parte, Patterson está tratando de insertar el gen de la fluorescencia de las bacterias en el yogurt, aplicación y técnicas desarrolladas en la década de 1970.
Su aprendizaje sobre ingeniería genética se forjó mediante la lectura de documentos científicos e intercambiando ideas en fotos especializados en línea.
Comenzó hacer algunos trabajos para una empresa de suministros biológicos. Con su salario, logró construir su propio equipo de laboratorio, incluyendo una cámara de electroforesis en gel, o analizador de ADN.
AP
Tests de libre acceso cobran auge
Un nuevo mercado está en plena expansión gracias a internet, donde ciudadanos comunes ávidos de saber más sobre sí mismos pueden adquirir tests de predisposición a diversas enfermedades, de paternidad y genéticos.
El nuevo mercado de los tests genéticos en libre acceso ha aumentado considerablemente, respondiendo al incremento de las exigencias de autonomía de los individuos.
Sin embargo, esto plantea numerosos problemas, sobre todo respecto a su fiabilidad, su confidencialidad, su utilidad, su impacto sobre el utilizador y su capacidad para interpretar correctamente los resultados.
Sus aplicaciones son vastas ya que van desde la identificación de un sospechoso hasta la medicina predictiva, pasando por el establecimiento de un árbol genealógico.
Desde fines de 2007, varias start-up (empresas en construcción) se lanzaron a la venta en línea de tests en kits sobre el genoma completo que permiten, pagando entre 900 a 2 mil dólares, conocer su ascendencia o su predisposición para determinados males: Alzheimer, cáncer de seno, del colon, de próstata, glaucoma o diabetes. Todo esto sin pasar por un médico.
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